domingo, 15 de junio de 2014

Quaestio

La estructura de una Quaestio que les presento aquí no es la forma exacta de las quaestiones históricas, pero creo que será útil para el ejercicio que vamos a realizar.

1.- Se plantea qué es aquello que se va a discutir en la forma de una pregunta. Por lo regular son preguntas redactadas de tal forma que sólo admiten como respuesta un  o un no, y se redacta de la forma contraria de la respuesta que se espera. En nuestro caso, y desde la postura de Gerardo, se plantearía así: 

(ejemplo): ¿Acaso no hay distinción entre la ciencia (o el ejercicio científico) y la filosofía (o el ejercicio filosófico)?

Después se dan todos los argumentos que apoyen la respuesta contraria: 

(Ejemplo)

1.- El objeto de la filosofía y de la ciencia es el mismo: el mundo. Por lo cuál, al menos en su interés, no se distinguen los intereses que persiguen la ciencia y la filosofía. 

2.- ...
3.- ...

etc.

Después viene el Sed contra ("pero contra esto se dice...") Es aquí donde se cita a una auctoritas (autoridad) que contradice, en general, los argumentos que se han vertido hasta el momento. Aquí sería bueno poner, por ejemplo, el argumento de Villoro (o Dennet según el caso) del que están hablando. Pero dado que no todos estamos familiarizados con la misma bibliografía, lo ideal sería, después de citar el texto, reconstruir el argumento –es decir, dar la propia interpretación–). 

Luego viene la Solutio: la solución que, en general, da quien construye la quaestio: es la argumentación más completa y donde se puede reconocer la postura de quién la construye. 

Finalmente se contraargumentan, uno a uno, los argumentos que se dieron al principio. 

Como pueden ver, todos los argumentos y contraargumentos funcionan como una especie de "lluvia de ideas", y la Solutio es una especie de conclusión. Históricamente, eran dos equipos quienes mostraban los argumentos y contra argumentos, y el profesor quien, finalmente, daba la Solutio

Quizás sea una buena idea que Gerardo plantee en su texto cuál es la Quaestio que vamos a discutir, y de algunos argumentos y contra argumentos (y su Sed contra). Podemos proceder dando contra argumentos, sumando argumentos, etc... y al final, tratar de armar una Solutio. ¿Cómo ven? 

sábado, 9 de febrero de 2013

De Lumine, introducción

Esta es una selección, en audiolibro, de un tratado de Marsilio Ficino llamado "De Lumine" (Sobre la luz). 

La selección y traducción estuvo a cargo de Alejandro Flores Jiménez.

Pueden encontrar la selección completa, en breves cápsulas de tres minutos aproximadamente, en www.descargacultura.unam.mx

Disfruten:






Ficha técnica:
Lectura a cargo de: Ernesto Priani Saisó y Alejandro Flores Jiménez
Estudio de grabación: UNIVERSUM, Museo de las Ciencias
Dirección: Ernesto Priani Saisó
Música: Juan Pablo Villa
Operación y postproducción: Pablo Flores /Cristina Martínez / Gabriela Jiménez
Año de grabación: 2010

viernes, 12 de octubre de 2012

Las Sentencias de Pedro Lombardo (brevísima explicación)

¿Por qué es una noticia tan importante que se haya publicado recientemente una traducción al castellano de las Sentencias de Pedro Lombardo?

El Mtro. Daniel González García, profesor de Filosofía Medieval de la FES Acatlán de la UNAM nos explica brevemente de qué se trata el asunto.


Acaso el texto menos “original” que más pensamientos originales ha provocado, el Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo resulta fundamental para comprender la parte más famosa de la Edad Media. 

Concebido en el siglo XII como una ordenación sistemática de autoridades o pasajes relevantes de la Escritura y los Padres, esta obra no sólo tiene el mérito de haber intentado reconciliar diversos pareceres (sententiae) o posturas sobre asuntos clave del saber teológico cristiano; sino que además marcó el orden y programa expositivo que deberían seguir todos los investigadores posteriores de este campo.

Las Sentencias eran el libro de lectura obligada para todos los que aspiraran a convertirse en teólogos en los siglos venideros; y es a la vera de sus páginas que el pensamiento medieval produjo algunas de sus más significativas aportaciones. 

Ya el orden expositivo y la división misma de los asuntos tratados por este libro pueden aportarnos importantes pistas sobre cómo la escolástica había de comprender y analizar la Trinidad, la Encarnación, el pecado, o la Redención, pero su interés no se limita a proveer el índice para las Sumas: en lo que podríamos llamar los entresijos de tal armazón necesario, los teólogos y filósofos de los siglos XIII-XVI hacían florecer sus especulaciones más originales, y ponían en juego su ingenio para discutir e iluminar lo que no era explícito ni estaba suficientemente distinguido o expuesto.

Las Sentencias fueron, así, el soporte en el que pudo apoyarse también la labor más personal de muchos autores medievales, sobre temas que conciernen no sólo a la Teología en sentido estricto, sino también lo que hoy llamamos Filosofía con pleno derecho. Baste por ejemplo notar que Duns Escoto expone una parte fundamental de su teoría del conocimiento al comentar, en la Ordinatio o trabajo sobre las Sentencias, la noción de Verbo de Dios. 

Si bien los especialistas no han carecido nunca de acceso a este importante material (e incluso es posible encontrar en línea versiones parciales en otras lenguas más allá del latín original, incluso acompañadas de comentarios famosos como el de San Buenaventura), es de agradecer la aparición de una traducción castellana de un trabajo tan importante para comprender el pensamiento de la Edad Media. 

A reserva de verificar los criterios que han guiado la traducción, la accesibilidad de ésta y su propósito, puede decirse desde ya que el trabajo del doctor Calabrese y sus colaboradores aporta un significativo impulso al interés del público hispanohablante por la época, y potencialmente enriquece los materiales de los que se dispone en nuestra lengua para su enseñanza y estudio.



Pedro Lombardo, Sentencias, tr. Carlos Domínguez y Claudio Calabrese, intr. Eduardo Mallo Huergo. ed. Fondo Editorial de la Universidad Católica de San Pablo, Arequipa Perú.